Descubre una selección de versículos bíblicos especialmente diseñados para jóvenes, llenos de sabiduría y buenos consejos para enfrentar los desafíos de la vida. En este post, encontrarás una recopilación cuidadosamente seleccionada de versículos que te inspirarán y guiarán en tu camino hacia una vida plena y significativa.
Explora estas poderosas palabras sagradas que abordan temas como la toma de decisiones, las relaciones, el propósito y el crecimiento espiritual. Aprende cómo aplicar estos consejos prácticos a tu vida diaria, y descubre cómo la fe en Dios puede ser un faro de esperanza y orientación. No te pierdas la oportunidad de empoderarte con la sabiduría eterna de la Palabra de Dios y de encontrar orientación para cada paso de tu camino como joven.
Honrarás a tu padre y a tu madre, para que tu vida se alargue en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy (Ex 20:12).
Cada uno de ustedes debe respetar a su madre y a su padre, y respetar también mis días de reposo. Yo soy el Señor su Dios (Lev 19:3).
“Maldito sea el que deshonre a su padre o a su madre.” Y todo el pueblo dirá: “¡Amén!” (Dt 27:16).
Tú, Señor, eres todo bondad. Por tu misericordia, acuérdate de mí; pero olvídate de que en mi juventud pequé y fui rebelde contra ti (Sal 25:7).
Tú, Señor mi Dios, eres mi esperanza; tú me has dado seguridad desde mi juventud (Sal 71:5).
Tú, mi Dios, me has enseñado desde mi juventud, y aún ahora sigo hablando de tus maravillas (Sal 71:17).
El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila (Sal 103:5).
¿Cómo puede el joven limpiar su camino? ¡Obedeciendo tu palabra! (Sal 119:9).
Los jóvenes se ufanan de su fuerza; los ancianos se enorgullecen de sus canas (Pr 20:29).
A quien mira con desprecio a su padre y tiene en poco la enseñanza de la madre, ¡que los cuervos del valle le saquen los ojos!, ¡que los aguiluchos se lo coman vivo! (Pr 30:17).
Alégrate, joven; aprovecha tu juventud. Bríndale placer a tu corazón mientras dure tu adolescencia. Déjate llevar por donde tu corazón y tus ojos quieran llevarte. Pero debes saber que de todo esto Dios te pedirá cuentas (Ex 11:9).
Pero el Señor me dijo: No digas: “Soy un muchacho”; porque a todos a quienes yo te envíe tú irás, y todo lo que te mande dirás. No tengas temor de ellos, porque yo estaré contigo para librarte, dice el Señor (Jr 1:7-8).
Bueno le es al hombre llevar el yugo en su juventud (Lm 3:27).
Porque Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”; también: “El que maldiga al padre o a la madre, morirá irremisiblemente” (Mt 15:4).
Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, ocurre fuera del cuerpo; pero el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo (1 Co 6:18).
Todo me es lícito, pero no todo conviene. Todo me es lícito, pero no todo edifica (1 Co 10:23).
Nadie tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo para los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en fe y en pureza (1 Ti 4:12).
Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con aquellos que con un corazón limpio invocan al Señor (2 Ti 2:22).
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; preséntate tú mismo en todo como ejemplo de buenas obras y muestra en la enseñanza integridad y seriedad, con palabras sanas e irreprochables, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de ustedes (Tit 2:6-8).
Escrito está: «Sean santos, porque yo soy santo» (1 Pe 1:16).
Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.
Enseña al niño a seguir fielmente su camino, y aunque llegue a anciano no se apartará de él.
Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Pero los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan.
Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes.
Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino!
Encomienda al Señor tus acciones, y tus pensamientos serán afirmados.
Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza.
Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.
En mi corazón he atesorado tus palabras, para no pecar contra ti.
Pon tu camino en las manos del Señor; confía en él, y él se encargará de todo.
Atiende, hijo mío, las correcciones de tu padre, y no menosprecies las enseñanzas de tu madre; Adorno de gracia serán sobre tu cabeza, y collares alrededor de tu cuello.
No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche.
De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!