Estos versículos pueden ser una guía poderosa para tus momentos de oración y comunión con Dios. Explora estos versículos sagrados diseñados para enriquecer tus plegarias y fortalecer tu relación con Dios. Descubre cómo los Salmos pueden inspirarte a expresar tus emociones más profundas y encontrar consuelo en la oración sincera.
Oh, Señor, por la mañana escucharás mi voz; por la mañana me presentaré ante ti, y esperaré.
Dios mío, yo te invoco porque tú me respondes; ¡inclina a mí tu oído, y escucha mis palabras!
Señor, dame a conocer tus caminos; ¡Enséñame a seguir tus sendas!
Señor, escúchame cuando a ti me dirija; ¡ten compasión de mí, y respóndeme!
Escucha mi clamor, que pide tu ayuda, cuando levanto mis manos hacia tu santo templo.
¡Inclínate a escucharme! ¡Ven pronto en mi ayuda! ¡Sé tú mi roca fuerte, la fortaleza que me salve!
Pero tú, Señor, durante el día me enviarás tu gran misericordia, y por la noche tu cántico estará conmigo, con mi oración a ti, Dios de mi vida.
Dios mío, por tu gran misericordia, ¡ten piedad de mí!; por tu infinita bondad, ¡borra mis rebeliones!
En la tarde, en la mañana, al mediodía, clamaré a Dios, y él oirá mi voz;
Señor, inclina tu oído y escúchame, pues me encuentro afligido y necesitado.
¡Pues yo sí clamo a ti, Señor! ¡Por la mañana dirijo a ti mis oraciones!
Señor, escucha mi oración; ¡deja que mi queja llegue a tus oídos!
Señor, espero que te agraden mis votos; enséñame a entender tus juicios.
Señor, escucha mi oración atiende a mi súplica. Tú eres justo y fiel; ¡respóndeme!
Tú, Señor, estás cerca de quienes te invocan, de quienes te invocan con sinceridad.
Dios de mi justicia, ¡responde a mi clamor! Cuando estoy angustiado, tú me infundes aliento; ¡compadécete de mí y escucha mi oración!
El Señor ha atendido mis ruegos y ha aceptado mis oraciones.
Señor, ¡escúchame! ¡Atiende mi clamor de justicia! ¡Presta oído a mi oración, pues no brota de labios mentirosos!
A mi corazón le pides buscar tu rostro, y yo, Señor, tu rostro busco.
Por mi parte, yo clamaré a Dios; ¡el Señor vendrá a salvarme!
¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni me escatimó su misericordia!
Pero yo oro a ti, Señor, en el momento de tu buena voluntad; ¡escúchame, Dios mío, por tu gran misericordia y por la verdad de tu salvación!
Señor, escucha mi oración y atiende a la voz de mis súplicas.
Tendrás en cuenta la oración de los pobres, y no dejarás de escuchar sus ruegos.
¡Escucha, Señor, mi voz! ¡Que no se cierren tus oídos al clamor de mi súplica!
Señor, ¡respóndeme, que mi espíritu se apaga! ¡No te escondas de mí, o seré contado entre los muertos!
Dios mío, yo te invoco porque tú me respondes; ¡inclina a mí tu oído, y escucha mis palabras!
El Señor ha atendido mis ruegos y ha aceptado mis oraciones.
En la tarde, en la mañana, al mediodía, clamaré a Dios, y él oirá mi voz.
Oh, Señor, por la mañana escucharás mi voz; por la mañana me presentaré ante ti, y esperaré.