Sumérgete en los Salmos de Prosperidad y descubre cómo la Palabra de Dios puede enriquecer tu vida. Explora estos versículos que inspiran la abundancia espiritual y material. Encuentra la guía divina para cultivar la prosperidad en todas las áreas de tu existencia.
Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos: llegado el momento da su fruto, y sus hojas no se marchitan. ¡En todo lo que hace, prospera.
El Señor es mi pastor; nada me falta.
Los cachorros del león chillan de hambre, pero los que buscan al Señor lo tienen todo.
Pero que canten y se alegren los que están a mi favor. Que digan siempre: «¡Grande es el Señor, pues se deleita en el bienestar de su siervo!»
Confía en el Señor, y practica el bien; así heredarás la tierra y la verdad te guiará.
Disfruta de la presencia del Señor, y él te dará lo que de corazón le pidas.
Pero los humildes heredarán la tierra y disfrutarán de gran bienestar.
El Señor cuida de los hombres honrados; y mantendrá la herencia de ellos para siempre.
En tiempos difíciles no serán avergonzados, y en tiempos de escasez tendrán abundancia.
Yo fui joven, y ya he envejecido, pero nunca vi desamparado a un justo, ni vi a sus hijos andar mendigando pan.
Dios les da un hogar a los desamparados, y rescata a los cautivos y les da prosperidad, pero a los rebeldes los hace habitar en el desierto.
Tú, Dios y Señor, eres sol y escudo; tú, Señor, otorgas bondad y gloria a los que siguen el camino recto, y no les niegas ningún bien.
Además, el Señor nos dará buenas cosas, y nuestra tierra producirá buenos frutos.
Dios los bendice y les da muchos hijos, y no deja que sus ganados se reduzcan.
Su casa rebosará de bienestar y de riquezas, y su justicia permanecerá para siempre.
El hombre bueno es compasivo y generoso; todos sus negocios los maneja con justicia,
El Señor añadirá sus bendiciones sobre ustedes y sobre sus hijos.
Señor, ¡te ruego que vengas a salvarnos! ¡Te ruego que nos concedas la victoria!
¡Dichosos todos los que honran al Señor! ¡Dichosos los que van por sus caminos! ¡Dichoso serás, y te irá bien, cuando te alimentes del fruto de tu trabajo!
¡Que el Señor te bendiga desde el monte Sión! ¡Que veas en vida el bienestar de Jerusalén!
Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas vigorosas. Que nuestra hijas sean hermosas como las columnas labradas de un palacio.
¡Dichosos los que confían en el Dios de Jacob, los que cuentan con la ayuda de Dios, el Señor!
El Señor refuerza los cerrojos de tus puertas, y bendice a los que habitan dentro de tus muros.
El Señor se complace en su pueblo, y bendice a los humildes con su salvación.
¡Dichoso el pueblo que tiene todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!
¡Que llegues a ver a tus nietos! ¡Que haya paz en Israel!
Con tu bondad engalanas el año; a tu paso vas esparciendo abundancia.
El justo comparte con los pobres lo que tiene; su justicia permanece para siempre, y con mucha honra puede ostentar su poder.
Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación, que todos los días nos colma de beneficios.
¡Benditos sean ustedes por el Señor, creador del cielo y de la tierra!