Explora el consuelo espiritual en tiempos difíciles a través de este artículo centrado en los Salmos de fortaleza en Dios. Sumérgete en las palabras que han sostenido a generaciones, revelando cómo estos versículos transmiten coraje y esperanza en medio de adversidades. Descubre cómo los Salmos de fortaleza se convierten en refugio en momentos de lucha y dolor, ofreciendo una conexión profunda con lo divino. Desde la superación personal hasta la confianza inquebrantable.
Mi Señor, mi fortaleza, ¡yo te amo!.
Mi Señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador! Tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio. ¡En ti confío!.
Dios es quien me infunde fuerzas; Dios es quien endereza mi camino.
Tú me infundiste fuerzas para la batalla, para vencer y humillar a mis adversarios.
Pero tú, Señor, ¡no te alejes! Tú eres mi fuerza, ¡ven pronto en mi ayuda!.
El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién podría yo temer? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿quién podría infundirme miedo?.
Tú, Señor, eres mi escudo y mi fuerza; en ti confía mi corazón, pues recibo tu ayuda. Por eso mi corazón se alegra y te alaba con sus cánticos.
El Señor infunde poder a su pueblo y lo bendice con la paz.
¡Inclínate a escucharme! ¡Ven pronto en mi ayuda! ¡Sé tú mi roca fuerte, la fortaleza que me salve!.
Ciertamente, tú eres mi roca y mi castillo; guíame; encamíname por causa de tu nombre.
Sácame de la red que me han tendido, pues tú eres mi refugio.
La salvación de los justos proviene del Señor; él les da fuerzas en momentos de angustia.
Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en todos los problemas.
Con tu poder, Dios mío, me siento protegido; ¡tú, Dios mío, eres mi defensa!.
A ti y a tu poder cantaré salmos, porque tú, Dios mío, eres mi fortaleza; ¡eres mi Dios de misericordia!.
Porque tú eres mi refugio, ¡eres fuerte torre que me protege del enemigo!.
Sólo Dios es mi salvación y mi gloria; ¡Dios es mi roca fuerte y mi refugio!.
¡Sé para mí una roca de refugio, en donde siempre pueda resguardarme! Sólo tú puedes decretar mi salvación, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
Muchos se sorprenden al verme, porque tú eres para mí un sólido refugio.
Aunque mi cuerpo y mi corazón desfallecen, tú, Dios mío, eres la roca de mi corazón, ¡eres la herencia que para siempre me ha tocado!.
Cantemos con gozo a Dios, nuestra fortaleza; aclamemos con júbilo al Dios de Jacob.
¡Cuán felices son los que hallan fuerzas en ti, los que ponen su corazón en tus caminos!.
Van de victoria en victoria, hasta llegar a verte, oh Dios, en Sión.
Mi mano estará siempre con él; mi brazo siempre lo fortalecerá.
Él me dirá: “Tú eres mi padre. Eres mi Dios, la roca de mi salvación”.
Has derribado todas sus murallas; ¡has destruido sus fortalezas!.
«Tú eres mi esperanza, mi Dios, ¡el castillo en el que pongo mi confianza!».
Pero tú, Señor, eres mi refugio; eres mi Dios y la roca en que confío.
¡Vengan y con alegría aclamemos al Señor! ¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!.
En su presencia hay alabanza y magnificencia; en su santuario hay poder y gloria.
¡Busquen el poder del Señor! ¡Busquen siempre a Dios!.
El Señor es mi fuerza, y a él dedico mi canto porque en él he hallado salvación.
¡Ábranme las puertas donde habita la justicia! ¡Quiero entrar por ellas para alabar al Señor!.
La piedra que los constructores rechazaron, ha llegado a ser la piedra angular.
El Señor es Dios, y nos brinda su luz. ¡Que comience la fiesta! ¡Aten las ofrendas a los cuernos del altar!.
La ansiedad me corroe el alma; ¡susténtame con tu palabra!.
¡Bendito seas, Señor, mi roca! Tú me entrenas para la batalla; fortaleces mis manos para el combate.
Tú eres mi castillo de misericordia, mi fortaleza, mi libertador; eres mi escudo, y en ti me refugio; ¡tú haces que los pueblos se sometan a mí!
Tú eres quien da la victoria a los reyes; tú libras de la espada a tu siervo David.
El Señor refuerza los cerrojos de tus puertas, y bendice a los que habitan dentro de tus muros.