Este cautivador artículo analiza cómo estos cánticos milenarios trascienden las barreras del tiempo y la cultura, infundiendo corazones con gratitud y reverencia. Explora cómo los Salmos de alabanza reflejan la relación entre la humanidad y lo divino, transmitiendo mensajes de esperanza y conexión. Desde la exaltación en la adversidad hasta la celebración de la creación, descubre cómo estos versículos inspiran la devoción y avivan la llama espiritual.
¡Yo alabaré al Señor por su justicia! ¡Cantaré salmos al nombre del Dios altísimo!
Por ti me alegraré, oh Dios altísimo, y cantaré alabanzas a tu nombre.
Yo te invoco, Señor, porque sólo tú eres digno de alabanza; ¡tú me salvas de mis adversarios!
Por eso alabo al Señor entre los pueblos, y canto salmos a su nombre.
¡Enaltece, Señor, tu gran poder, y celebraremos con salmos tu victoria!
Anunciaré tu nombre a mis hermanos; te alabaré en medio de la comunidad.
Tú, Señor, eres mi escudo y mi fuerza; en ti confía mi corazón, pues recibo tu ayuda. Por eso mi corazón se alegra y te alaba con sus cánticos.
Ustedes, pueblo fiel del Señor, ¡canten salmos y alaben su santo nombre!
¡Aclamen al Señor con arpas! ¡Alábenlo al son del salterio y del decacordio!
Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca.
Yo hablaré de ti en medio de la multitud; ¡te alabaré delante de todo el pueblo!
Puso en mis labios un nuevo canto, un canto de alabanza a nuestro Dios. Muchos vieron esto y temieron, y pusieron su esperanza en el Señor.
Pienso en esto, y se me parte el alma; me acuerdo cuando acompañaba yo a la multitud, cuando la conducía hasta el templo de Dios entre voces de alegría y de alabanza, entre la alegría del pueblo en fiesta.
Me acercaré entonces a tu altar, mi Dios, y allí, mi Dios, te alabaré al son del arpa, pues tú eres mi Dios, mi gozo y alegría.
¡Cantemos salmos a nuestro Dios! ¡Cantemos salmos a nuestro Rey!
¡Cantémosle un salmo digno de él, porque Dios es el Rey de toda la tierra!
¡Grande es el Señor, nuestro Dios! ¡Digno es de grandes alabanzas en su ciudad, en su santo monte!
Yo te alabaré siempre delante de tus fieles, porque has actuado en mi favor. Por siempre confiaré en tu nombre, porque es bueno confiar en ti.
Yo, Señor, te ofreceré sacrificios voluntarios, y alabaré tu nombre, porque es bueno alabarte;
Mi corazón está dispuesto, Dios mío; mi corazón está dispuesto a cantarte salmos.
Y yo, siempre cantaré salmos a tu nombre, y todos los días te cumpliré mis votos.
Tu misericordia es mejor que la vida; por eso mis labios te alaban.
¡Canten salmos a la gloria de su nombre! ¡Cántenle gloriosas alabanzas!
¡Cantemos salmos a Dios! ¡Cantemos salmos a su nombre! ¡Exaltemos al que cabalga sobre los cielos! Su nombre es el Señor. ¡Alegrémonos en su presencia!
Reinos de la tierra, ¡canten salmos a Dios! ¡Canten salmos al Señor!
Así alabaré entre cánticos tu nombre; ¡te exaltaré con alabanzas!
Pero yo siempre confiaré en ti, y más y más te alabaré.
Dios mío, Santo de Israel, yo te alabaré al son del salterio, y al son del arpa alabaré tu verdad.
Gracias te damos, Dios mío, gracias te damos, porque tu nombre está cerca de nosotros. ¡Todos hablan de tus hechos portentosos!
¡Vengan y con alegría aclamemos al Señor! ¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!