Honrarás a tu padre ya tu madre, para que tu vida se alarme en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy (Ex 20:12).
No ofenderás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo (Ex 22:28).
Cada uno de ustedes debe respetar a su madre y a su padre, y respetar también mis días de reposo. Yo soy el Señor su Dios (Lev 19:3).
Levántate delante de las canas. Muestra respeto ante los ancianos. Muestra temor ante tu Dios. Yo soy el Señor (Lev 19:32).
Maldito sea el que deshonre a su padre o a su madre. Y todo el pueblo dirá: ¡Amén! (Deut 27:16).
Y Betsabé fue a palacio para hablar con el rey Salomón en favor de Adonías. El rey se levantó a recibirla y se inclinó ante ella; luego se sentó en su trono y mandó traer una silla para su madre, y ella se sentó a su derecha (1 Re 2:19).
Atiende, hijo mío, las correcciones de tu padre, y no menosprecies las enseñanzas de tu madre (Pr 1:8).
Hijo mío, cumple el mandamiento de tu padre, y no te apartes de la enseñanza de tu madre (Pr 6:20).
Al que maldice a su padre o a su madre, su lámpara se le apagará en medio de las tinieblas (Pr 20:20).
Escucha al padre que te dio la vida, y no menosprecies a tu anciana madre (Pr 23:22).
No hables ni pienses mal del rey, ni hables mal del rico cuando estés a solas, porque las aves del cielo correrán la voz, y saldrán volando a contarlo todo (Ec 10:20).
Nosotros hemos obedecido las órdenes de nuestro padre, Jonadab hijo de Recab. Nunca hemos bebido vino, ni tampoco nuestras mujeres, ni nuestros hijos e hijas (Jr 35:8).
Porque Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”; también: “El que maldiga al padre o a la madre, morirá irremisiblemente” (Mt 15:4).
Entonces Pablo respondió: Hermanos, yo no sabía que era el sumo sacerdote. Pero sé que está escrito: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo (Hch 23:5).
Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios (Ro 13:1).
Hijos, obedezcan a sus padres en el nombre del Señor, porque esto es justo (Ef 6:1).
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa (Ef 6:2)
Ustedes los hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor (Col 3:20).
No reprendas al anciano, sino exhórtalo como a un padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, con toda pureza, como a hermanas (1 Ti 5:1-2).
Respeten a todos. Amen a los hermanos. Teman a Dios y respeten al rey (1 Pe 2:17).