Pero el Señor estaba con José, y éste prosperó en la casa del egipcio, su amo. Y su amo se dio cuenta de que el Señor estaba con él y lo hacía prosperar en todo lo que emprendía (Ge 39:2-3).
Y como las parteras tuvieron temor de Dios, él hizo que sus familias prosperaran (Ex 1:21).
Cuando el Señor tu Dios te haya introducido en la tierra que juró dar a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob, y te dé ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien que tú no llenaste, y cisternas que tú no cavaste, y viñas y olivares que tú no plantaste, una vez que hayas comido y quedes satisfecho ten cuidado de no olvidarte del Señor, que te sacó de Egipto, donde eras esclavo (Dt 6:10-12).
Pero Jesurún engordó y dio de coces (engordó, se llenó de grasa), y abandonó al Dios que lo hizo; ¡menospreció a la Roca de su salvación! (Dt 32:15).
Así que ustedes deben cumplir con las palabras de este pacto, y ponerlas por obra, para que prosperen en todo lo que hagan (Dt 29:9).
El Señor tu Dios te hará prosperar en todo lo que hagas con tus manos, y multiplicará el fruto de tu vientre, el fruto de tu bestia, y el fruto de tu tierra. Sí, el Señor volverá a solazarse contigo para bien, tal y como se solazó con tus padres (Dt 30:9).
Pero tienes qué esforzarte y ser muy valiente. Pon mucho cuidado y actúa de acuerdo con las leyes que te dio mi siervo Moisés. Nunca te apartes de ellas, ni a la derecha ni a la izquierda, y así tendrás éxito en todo lo que emprendas (Jos 1:7).
Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1:8).
Si pones por obra los estatutos y decretos que el Señor le entregó a Moisés para Israel, serás prosperado. Esfuérzate y cobra ánimo; no temas ni desmayes (1 Cr 22:13).
Mientras vivió Zacarías, que era un hombre entendido en visiones de Dios, Uzías no dejó de buscar a Dios; y mientras lo buscó, el Señor le dio prosperidad (2 Cr 26:5).
Se levantaron muy de mañana y salieron hacia el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat se puso de pie y dijo: Óiganme, Judá y habitantes de Jerusalén: ¡Crean en el Señor su Dios, y estarán seguros! ¡Crean a sus profetas y serán prosperados! (2 Cr 20:20).
Así lo hizo Ezequías en todo Judá, y llevó a cabo lo bueno, lo recto y lo verdadero delante del Señor su Dios. En todo lo que emprendió para el servicio del templo de Dios, buscó a su Dios, y lo hizo de todo corazón y de acuerdo con la ley y los mandamientos, y fue prosperado (2 Cr 31:20-21).
El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y reedificaremos. Pero ustedes no tienen ni parte ni derecho ni memoria en Jerusalén (Neh 2:20).
Bienaventurado el hombre que no anda según el consejo de los impíos ni se detiene en el camino de los pecadores ni se sienta en la silla de los burladores. Más bien, en la ley del Señor está su delicia, y en ella medita de día y de noche. Será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae. Todo lo que hace prosperará. (Sal 1:1-3).
Pidamos por la paz de Jerusalén, y porque prosperen los que te aman (Sal 122:6).
Porque el desvío de los ignorantes los matará, Y la prosperidad de los necios los echará a perder (Pr 1:32).
La persona generosa será prosperada y el que sacia a otros también será saciado (Pr 11:25).
El perezoso desea y nada consigue, pero el que es diligente será prosperado (Pr 13:4).
El mal persigue a los pecadores, pero los justos son premiados con el bien (Pr 13:21).
El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona alcanzará misericordia (Pr 28:13).
El que es altanero suscita contiendas, pero el que confía en el Señor prospera (Pr 28:25).
Aparta de mí la vanidad y la mentira, y no me des pobreza ni riquezas. Dame sólo el pan necesario, no sea que, una vez satisfecho, te niegue y diga: ¿Y quién es el Señor? O que, por ser pobre, llegue yo a robar y ofenda el nombre de mi Dios (Pr 30:8-9).
No prosperará ninguna herramienta que sea fabricada contra ti. Tú condenarás toda lengua que se levante contra ti en el juicio. Esta es la heredad de los siervos del Señor, y su vindicación de parte mía, dice el Señor (Is 54:17).
Pero tú, Jacob, siervo mío, no temas; ¡no pierdas el ánimo, Israel! Porque yo te rescataré de ese país lejano; yo salvaré a tus descendientes del país donde ahora son cautivos. Y Jacob volverá, y descansará y prosperará, y no habrá nadie que le infunda temor (Jr 46:27).
Amado, deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera (3 Jn 2).