Explora versículos bíblicos que abordan el adulterio y la infidelidad, encontrando esperanza y restauración en la Palabra de Dios. Estos versículos revelan las consecuencias del adulterio y la importancia del compromiso marital.
Descubre cómo la Biblia nos muestra el camino hacia relaciones basadas en la fidelidad y el respeto mutuo. Permítele a la Palabra de Dios transformar tu vida y brindarte la sabiduría necesaria para evitar la infidelidad y cultivar un matrimonio fuerte y duradero. Descubre la senda hacia la restauración y la reconciliación con la ayuda de la Palabra divina.
No cometerás adulterio.
Ustedes han oído que fue dicho: “No cometerás adulterio”. Pero yo les digo que cualquiera que mira con deseos a una mujer, ya adulteró con ella en su corazón.
Pero cometer adulterio es no tener cabeza; quien adultera, se corrompe a sí mismo, lo que obtiene son golpes y vergüenza, y nunca logra borrar esa mancha.
¿Acaso no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se equivoquen: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se acuestan con hombres, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los malhablados, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
Los labios de la mujer ajena destilan miel; su paladar es más suave que el aceite, pero termina siendo amargo como el ajenjo, y tajante como una espada de dos filos.
Porque el que dijo «No cometerás adulterio» también dijo «No matarás». Es decir, que alguien puede no cometer adulterio, pero si mata, ya ha violado la ley.
La mujer adúltera se porta así: Come, se limpia la boca, y afirma: «No he hecho nada malo.»
Todos ustedes deben honrar su matrimonio, y ser fieles a sus cónyuges; pero a los libertinos y a los adúlteros los juzgará Dios.
Una ramera te cuesta un bocado de pan, pero la mujer ajena te puede costar la vida.
Te librarás de la mujer ajena, de esa extraña que con sus palabras te halaga pero abandona al compañero de su juventud y se olvida de su pacto con Dios.
Y Jesús les dijo: «Quien se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio.»
La mujer lo venció con sus muchas lisonjas; lo persuadió con sus labios zalameros, y el joven se fue enseguida tras ella, como el buey que va al degolladero; como el necio que preso avanza al castigo, hasta que una flecha le parte el corazón; como el ave que vuela presurosa hacia la red, sin saber que eso le costará la vida.
Su mirada está cargada de adulterio, no se cansan de pecar, seducen a los pusilánimes, su corazón está habituado a la codicia; ¡son hijos de maldición!
¿Cómo voy a perdonarte por esto? Tus hijos me abandonaron, y juraron por dioses que no son dioses. Yo les di abundancia, pero ellos me fueron infieles, y en grupo se pasaban el tiempo en casa de prostitutas.
Porque de adentro del corazón humano salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, la soberbia y la insensatez. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.
Los labios de la mujer ajena son un abismo, en donde cae el que provoca la ira del Señor.
Estos dos hicieron mucho mal en Israel: cometieron adulterio con las mujeres de su prójimo, y en el nombre del Señor pronunciaron falsamente palabras que él no les mandó decir. Es un hecho que esto fue así. —Palabra del Señor.
Pero a los que están unidos en matrimonio les doy este mandato (que en realidad no es mío sino del Señor): Que la esposa no se separe del esposo; pero en caso de separarse, que no se vuelva a casar, o que se reconcilie con su esposo. De la misma manera, que el esposo no abandone a su mujer.
Porque del corazón salen los malos deseos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre. El comer sin lavarse las manos no contamina a nadie.
Aleja a esa mujer de tu camino. No te acerques a la puerta de su casa. Así no entregarás tu vida y tu honor a gente extraña y cruel.
Hijos de Israel, ¡oigan la palabra del Señor! El Señor ha entablado un pleito contra los habitantes de la tierra, porque ya no hay en la tierra verdad ni misericordia, ni conocimiento de Dios; en cambio, abundan el perjurio, la mentira, las muertes, los robos, los adulterios, y homicidio tras homicidio.
El que cometa adulterio con la mujer de su prójimo será condenado a muerte, junto con la adúltera.
Mujer infiel, relegaste a tu esposo por atrapar a otros hombres.
Ya conoces los mandamientos: No mates. No cometas adulterio. No robes. No des falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.
¡Ven, embriaguémonos de amores! ¡Gocemos del amor hasta el amanecer! Mi marido no está en casa, pues salió para hacer un largo viaje.
¡Ay, gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Todo aquel que quiera ser amigo del mundo, se declara enemigo de Dios.
Y yo les digo que, salvo por causa de fornicación, cualquiera que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio. Y el que se casa con la divorciada, también comete adulterio.