Salmos de Bendición para tu Vida, Hogar o Familia
Descubre la poderosa influencia de los Salmos de bendición en tu vida, hogar y familia a través de este enriquecedor artículo. Explora cómo estas antiguas expresiones de bienestar han perdurado a lo largo del tiempo, infundiendo cada rincón de la existencia con prosperidad y paz. Desde la fortaleza en los desafíos hasta la armonía en los lazos familiares.
Salmos 1:1-3
Bienaventurado el hombre que no anda en compañía de malvados, ni se detiene a hablar con pecadores, ni se sienta a conversar con blasfemos. Que, por el contrario, se deleita en la ley del Señor, y día y noche medita en ella. Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos: llegado el momento da su fruto, y sus hojas no se marchitan. ¡En todo lo que hace, prospera.
Salmos 2:12
Ríndanse a los pies de su Hijo, no sea que él se enoje y ustedes perezcan, pues su enojo se enciende de repente. ¡Bienaventurados son los que en él confían!.
Salmos 3:8
A ti, Señor, te corresponde salvar; ¡derrama tus bendiciones sobre tu pueblo!.
Salmos 20:4
Que responda a los deseos de tu corazón y te conceda todas tus peticiones.
Salmos 21:6
Lo has bendecido para siempre; con tu presencia lo has llenado de alegría.
Salmos 28:7
Tú, Señor, eres mi escudo y mi fuerza; en ti confía mi corazón, pues recibo tu ayuda. Por eso mi corazón se alegra y te alaba con sus cánticos.
Salmos 29:11
El Señor infunde poder a su pueblo y lo bendice con la paz.
Salmos 32:1-2
Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado, y cuya maldad queda absuelta. Dichoso aquél a quien el Señor ya no acusa de impiedad, y en el que no hay engaño.
Salmos 33:12
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, ¡el pueblo que él escogió como su propiedad!.
Salmos 34:8
¡Prueben ustedes mismos la bondad del Señor! ¡Dichoso aquél que en él confía!.
Salmos 40:4
Dichoso el hombre que confía en el Señor y no en gente soberbia y mentirosa.
Salmos 41:1
¡Dichoso aquél que piensa en los pobres! En los días malos el Señor lo ayudará.
Salmos 65:4
¡Cuán dichoso es aquel a quien tú escoges y lo llevas a vivir en tus atrios! Nosotros quedamos plenamente satisfechos con las bondades de tu casa, con las bendiciones de tu santo templo.
Salmos 84:4
¡Cuán felices son los que habitan en tu templo! ¡Todo el tiempo te cantan alabanzas!.
Salmos 84:5
¡Cuán felices son los que hallan fuerzas en ti, los que ponen su corazón en tus caminos!.
Salmos 89:15
¡Dichoso el pueblo que sabe aclamarte, y que anda, Señor, a la luz de tu rostro.
Salmos 94:12
Señor, ¡cuán dichosos son aquellos a quienes corriges e instruyes en tu ley!.
Salmos 94:19
Cuando me vi abrumado por la angustia, tú me brindaste consuelo y alegría.
Salmos 106:3
¡Dichosos los que imparten justicia y siempre practican el derecho!.
Salmos 112:1
Dichoso el hombre que honra al Señor y se deleita obedeciendo sus mandatos.
Salmos 115:15
¡Benditos sean ustedes por el Señor, creador del cielo y de la tierra!.
Salmos 119:1-2
Dichosos los de conducta perfecta, los que siguen las enseñanzas del Señor. Dichosos los que cumplen sus testimonios, y lo buscan de todo corazón.
Salmos 127:3-5
Los hijos son un regalo del Señor; los frutos del vientre son nuestra recompensa. Los hijos que nos nacen en nuestra juventud son como flechas en manos de un guerrero. ¡Dichoso aquél que llena su aljaba
con muchas de estas flechas! No tendrá de qué avergonzarse cuando se defienda ante sus enemigos.
Salmos 128:1-2
¡Dichosos todos los que honran al Señor! ¡Dichosos los que van por sus caminos! ¡Dichoso serás, y te irá bien, cuando te alimentes del fruto de tu trabajo!.
Salmos 137:8-9
¡También tú, Babilonia, serás arrasada! ¡Dichoso el que te dé tu merecido por todo el mal que nos hiciste! ¡Dichoso el que agarre a tus niños y los estrelle contra las rocas!.
Salmos 144:15
¡Dichoso el pueblo que tiene todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!.
Salmos 146:5
¡Dichosos los que confían en el Dios de Jacob, los que cuentan con la ayuda de Dios, el Señor!.
Salmos 147:13
El Señor refuerza los cerrojos de tus puertas, y bendice a los que habitan dentro de tus muros.
Salmos 149:2
¡Que Israel se alegre en su creador! ¡Que los hijos de Sión se regocijen por su Rey!.
Salmos 1:1
Bienaventurado el hombre que no anda en compañía de malvados, ni se detiene a hablar con pecadores, ni se sienta a conversar con blasfemos.
Salmos 65:4
¡Cuán dichoso es aquel a quien tú escoges y lo llevas a vivir en tus atrios! Nosotros quedamos plenamente satisfechos con las bondades de tu casa, con las bendiciones de tu santo templo.
Salmos 68:19
Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación, que todos los días nos colma de beneficios.
Salmos 72:17
¡Que su nombre sea siempre recordado! ¡Que su nombre permanezca mientras el sol exista! ¡Que todas las naciones sean bendecidas por él,
y que lo llamen bienaventurado!.
Salmos 84:12
Señor de los ejércitos, ¡cuán dichoso es el que en ti confía!.
Salmos 89:52
¡Bendito sea el Señor para siempre! ¡Amén, y Amén!.
Salmos 106:48
¡Bendito seas Señor, Dios de Israel, desde siempre y hasta siempre! Que todo el pueblo diga: «¡Amén!» ¡Aleluya!.
Salmos 135:21
¡Bendito sea desde Sión el Señor, que habita en Jerusalén! ¡Aleluya!.
Salmos 144:1
¡Bendito seas, Señor, mi roca! Tú me entrenas para la batalla; fortaleces mis manos para el combate.
Salmos 145:21
Señor, mis labios proclamarán tu alabanza. ¡Que la humanidad entera bendiga tu santo nombre desde ahora y hasta siempre!.
Salmos 150:6
¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya!.